SDE: Matan un segundo teniente del Ejército para robarle su arma

En un hecho que ha conmocionado profundamente a la sociedad dominicana, el segundo teniente del Ejército, Fernando Pérez Berigüete, perdió la vida en un acto de violencia sin precedentes. El lamentable incidente se produjo el pasado Día de la Independencia, dejando una estela de dolor y consternación entre familiares, amigos y colegas del militar.

Pérez Berigüete, quien regresaba a su domicilio tras participar en el desfile militar conmemorativo del 27 de Febrero, fue víctima de una emboscada mortal. El ataque fue perpetrado por individuos a bordo de una motocicleta que impactaron intencionalmente la parte trasera de su vehículo, para acto seguido abrir fuego contra él, en una clara manifestación de la violencia que azota a la sociedad.

La residencia de Pérez Berigüete, situada en la Calle Rosario Sánchez de Cancino Adentro, Santo Domingo Este, se ha convertido en el epicentro del luto, donde sus seres queridos aguardan la entrega de sus restos para darle el último adiós en un velatorio cargado de emotividad y recuerdos.

Informaciones preliminares indican que el ataque ocurrió mientras el teniente transportaba a compañeros militares que también habían asistido al desfile. La hipótesis principal sugiere que el móvil del crimen fue el robo de su arma de reglamento, reflejando un preocupante nivel de audacia y violencia por parte de los criminales.

Fernando Pérez Berigüete, miembro de la Guardia Presidencial y camarógrafo de profesión, era conocido por su dedicación y compromiso con el servicio militar, habiendo contribuido más de dos décadas al Ejército de la República Dominicana. Su pérdida representa un duro golpe para la institución y deja un vacío irremplazable en el corazón de sus allegados.

La Policía Nacional ha tomado cartas en el asunto, comprometiéndose a realizar una investigación exhaustiva para esclarecer los hechos y llevar ante la justicia a los responsables de este acto despreciable. Mientras tanto, la demanda de justicia por parte de la afligida madre, Melia Montero Berigüete (Oneyda), resuena con fuerza. Ella recuerda a su hijo como un hombre pacífico, cuya vida giraba en torno a su trabajo y su familia, dejando tras de sí a tres hijos huérfanos de 18, 12 y diez años de edad.

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